Establecer procedimientos claros para la limpieza y desinfección de las instalaciones escolares, reduciendo el riesgo de transmisión de enfermedades.
Diariamente: Salas de clases, baños, pasillos, oficinas y áreas comunes.
Semanalmente: Ventanas, cortinas, techos y áreas de difícil acceso.
Mensualmente: Revisión y limpieza profunda de bodegas y espacios de almacenamiento.
Detergentes y desinfectantes aprobados por el Ministerio de Salud.
Guantes, mascarillas y pecheras.
Trapeadores, escobas, paños de microfibra, baldes y pulverizadores.
Asegurar una adecuada ventilación durante y después de la limpieza.
No mezclar productos químicos para evitar reacciones peligrosas.
Capacitar al personal en el uso correcto de productos y equipos.
Un encargado designado supervisa las tareas y se debe llevar un registro diario de las áreas limpiadas y desinfectadas.
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